jueves, 7 de julio de 2016

Iguazú (día 7)

Y otro día amaneció. Después de una reconfortante ducha y del desayuno me dirigí a recepción para pedir un taxi que me trasladase al aeropuerto. En poco más de diez minutos estaba ya en la terminal para, ésta vez sí tomar mi vuelo a Puerto Iguazú. ¡Ya era hora!.
El trayecto de unas tres horas pasó rápidamente y enseguida me vi recogiendo la maleta en las cintas de la terminal del Aeropuerto Internacional Puerto Iguazú (AEG). Ya en la zona de llegadas me esperaba un trabajador de la empresa turística para llevarme, sin mucha demora al Parque Nacional de Iguazú donde esperaba un guía que me haría la visita privada.
El coche recorría una larga y recta carretera entre un frondoso bosque con altos arboles, una estampa muy parecida al de la película Jurassic Park. El guía esperaba sentado en el único hotel dentro del Parque Nacional, el Sheraton Iguazú Resort & Spa.
Con rapidez nos dirigimos a la estación principal del tren ecológico que recorre las principales zonas del parque para bajarnos en la última y más importante estación del mismo, La Garganta del Diablo. El parque cerraba a las 18:00 y por desgracia sólo tuvimos tiempo de visitar esa zona que, por otro lado, es la más impresionante.
Ya a pie y caminando entre pasarelas sobre el río Iguazú empezaba a notarse como cada vez más el agua fluía salvajemente y el sonido se acentuaba. Todavía a una distancia considerable podía verse la fumarola formada por la enorme caída del agua.
La Garganta del Diablo se encuentra localizada en la frontera entre la provincia argentina de Misiones y el estado brasileño de Paraná. Se trata de un conjunto de cascadas con una caída de 80 metros de altura que se desprenden hacia una angosta garganta la cual concentra el mayor caudal de las Cataratas de Iguazú siendo éstas a su vez las cataratas con mayor caudal del mundo. ¡Enormes!.
Las Cataratas de Iguazú están formadas por 275 saltos y el 80% de ellos se encuentra de lado argentino. Son reconocidas además como las más espectaculares y bellas del mundo. ¡Totalmente de acuerdo!.
La visita había terminado, había sido express sí pero...¡menos es nada!. Después del susto del día anterior en el que pensé que me iba a perder la visita me supo a gloria poder haber conocido, al menos, la parte más famosa del Parque Nacional de Iguazú.
Tras coger de nuevo el tren ecológico y parar en la estación principal volví al coche donde esperaba el chico para llevarme al hotel, el establecimiento en el que debería haber pasado ya una noche. ¡Anécdotas de los viajes!.
Después de una ducha y ponerme al día con la familia, novia y amigos decidí pegarme un buen festín y probar la fabulosa y conocida carne argentina en un buen restaurante recomendado por el guía. ¡No podía irme del país sin probar un buen plato de carne!, además aseguro que no me defraudó lo más mínimo, ¡estaba delicioso!.
Necesitaba descansar, llevaba un par de días metido en un aeropuerto y al día siguiente...¡debía coger otro vuelo!. Sarna con gusto no pica, ¡hasta mañana!.

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