jueves, 5 de noviembre de 2015

Aerolíneas



De bajo coste, privadas o aerolíneas de bandera. Con un servicio exquisito o sólo con el justo y necesario; con una flota de cientos de aviones grandes y pequeños o apenas de unas decenas. A lo largo de mis viajes he tenido la oportunidad de volar con varias compañias aéreas alrededor del mundo. Por suerte no tengo grandes quejas de ninguna de ellas, también es verdad que solo pido que me lleven y me traigan sano y salvo.

  1. Egypt Air (MS)
  2. Ryanair (FR)
  3. Iberia (IB)
  4. Air Europa (UX)
  5. Easy Jet (U2)
  6. Turkish Airlines (TK)
  7. Lufthansa (LH)
  8. AeroMexico (AM)
  9. Interjet (4O)
  10. Brussels Airlines (SN)
  11. Aerolíneas Argentinas (AR)
  12. TAM Líneas Aéreas (JJ)
  13. KLM Royal Dutch Airlines (KL)
  14. British Airways (BA)
  15. Cathay Pacific (CX)
  16. Jetstar (JQ)
  17. Wizz Air (W6)
  18. Royal Jordanian (RJ)
  19. Norwegian Air Shuttle (DY)
  20. Air Canada (AC)
  21. Air China (CA)
  22. Air Koryo (JS)
  23. Air Asiana (OZ)
  24. Eurowings (EW)
  25. Air Namibia (SW)

martes, 3 de noviembre de 2015

Mérida (día 7)

En mi último día de excursiones tocaba visitar la Zona Arqueológica de Chichén Itzá, quizá la más famosa de todas junto a Teotihuacán. Después del desayuno subimos al autobús e inmediatamente nos pusimos en camino.
A medida que nos íbamos acercando a la zona de Cancún y Riviera Maya el nivel de vida de los lugareños iba subiendo y eso se notaba en detalles como el pavimento de las carreteras y las edificaciones. Nada que ver con la zona de Tabasco o Chiapas. Algo me decía que me iba a defraudar la excursión, después de todo es la zona más visitada por los turistas playeros que, por cercanía suelen visitar esta zona y por lo tanto, la más publicitada.
Las edificaciones que ahí perduran corresponden a la época del declive de la cultura maya, es decir, son las más cercanas a nuestros días. Aún así incluye autenticas joyas, como el Templo de Kukulkán, reconocida como una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo Moderno, una iniciativa privada sin el apoyo de la UNESCO, pero con reconocimiento de millones de votantes alrededor del mundo. Debo decir que sí, es preciosa y la parte reconstruida está genial pero, después de haber tenido la oportunidad de ver Teotihuacán o Palenque te deja un poco indiferente.
Un sendero lleno y repleto de tiendas de souvenirs (otra cosa que no me gustó) nos conducía al Cenote Sagrado, de 60 metros de diámetro y en el cuál se realizaban ofrendas a Chaac, el dios de las lluvias.
Acabada la excursión nos dirigimos a almorzar en una bonita hacienda llamada Selva Maya, la cual contaba con un cenote. Al principio me mostré reacio a bañarme en él pero sabia que si no lo hacía podría arrepentirme. Me puse el bañador y el obligatorio chaleco salvavidas y me metí en el agua. ¡Una experiencia inolvidable!.
Las visitas y actividades habían terminado y cada persona o pareja tenían contratado un hotel diferente en Cancún o la Riviera Maya respectivamente. Era el momento de las despedidas, uno a uno las personas con las que había compartido tantas cosas durante la última semana iban bajando del autobús en dirección a su complejo hotelero final, lugar de relax, fiesta o ambas cosas. 
Ya en tierra prometida (como solía llamarlo la guía), con la famosa pulsera "Todo Incluido" y tras una necesaria ducha empecé lo que serían dos días de alcohol, relajación y descanso en general. ¡Lo necesitaba!. Dos días en los que entre otras anécdotas una de las noches acabé bebiendo calimotxo con un hombre de Massachussets y una pareja de Arizona. ¡Lo pasé genial!, las tres noches acabé en la discoteca bailando. No hace falta añadir más.
Me encantó México, un viaje único e irrepetible. Estaba contento por haber conocido un país precioso, con muchas diferencias entre el centro y el sur, con una cultura milenaria y una historia interesantísima. Además como siempre, lo mejor fue que me llevé unas cuantas amistades. ¿Y ahora?.

San Francisco de Campeche (día 6)

Después de madrugar algo más de lo que pedía el cuerpo y desayunar, mi compañero Gustavo y yo nos dispusimos a visitar la ciudad. San Francisco de Campeche es una ciudad histórica famosa por ser una de las pocas ciudades amuralladas de América. 
Las fortificaciones de la ciudad constituyeron un importante escudo defensivo de la Nueva España contra los atentos piratas, siempre al acecho de los barcos españoles cargados de oro y reliquias. Cruzando la puerta principal accedías al casco histórico, de claro estilo colonial y muy bien conservado. Lleno de tiendas, restaurantes y bares. Es bonito.
Todas las calles contaban con estatuas o figuras artísticas de gran tamaño, cosa de la que se quejaban los lugareños pues impedía el correcto circulamiento de los automóviles de la ciudad. ¡Normal!.
Paseando por las pintorescas calles llegabas a la Plaza de la Constitución, centro de la ciudad, presidida por la Catedral de estilo barroco y neocásico. Poca gente a esas horas en las calles, ¡nada que ver el ambiente con el del día anterior!.
A la hora indicada por la guía nos subimos al autobús y pusimos rumbo a Mérida en el estado de Yucatán. De camino realizaríamos la visita de la Zona Arqueológica de Uxmal. Es uno de los importantes yacimientos arqueológicos de la cultura maya y sus edificaciones destacan por su tamaño y decoración.
En el centro del recinto destaca la Pirámide del Adivino de 35 metros de altura. Muy a mi pesar no podría admirar las fabulosas vistas que la atribuía desde lo alto al estar prohibida la subida a la cumbre. Justo detrás, un gran patio que albergaba numerosos aposentos y que además conservaba genial sus antigüas inscripciones.
Más tarde, caminando dimos con otra pirámide, estaba recubierta casi por completo de maleza y solo dejaba entrever la parte correspondiente a los escalones. ¡A esta si que pude subir!. Convertido en todo un experto en escalar pirámides mayas fui el primero en llegar a la cima de todos los valientes. ¡Las vistas eran mejores de lo que pensaba!. ¡Precioso!.
La visita había terminado, después del almuerzo y de unas compras en las tiendas de la salida nos dirigimos a Mérida, la capital del estado de Yucatán. Una ciudad más grande y bulliciosa que San Francisco de Campeche y del mismo estilo colonial. ¡Hora de descansar!.

Palenque (día 5)

Si el día anterior me dio la sensación de estar vacio el hotel, en el desayuno me pareció todo lo contrario. A la hora indicada fui a desayunar y me encontré todo el comedor lleno de gente, de todas partes. Por supuesto también se encontraban mis amigos valencianos. Todos me acompañarían en el circuito a partir de ese momento. La visita del día correspondía ni más ni menos que a la Zona Arqueológica de Palenque. Después de unos buenos consejos de la guía sobre la ropa adecuada para la excursión nos subimos al autobús y pusimos rumbo.
La excursión estaba dividida en tres fases diferenciadas según "dificultad" pues la zona arqueológica está situada dentro del Parque Nacional de Palenque, una selva tropical con frondosos árboles, pendientes y cascadas. Yo por supuesto hice el itinerario completo.
En poco más de diez minutos llegamos a lo que sería la entrada del complejo, después de impregnarnos de spray antimosquitos nos internamos en el bosque y, de repente entre los arboles aparecieron las ruinas. ¡Precioso!.
Palenque es uno de los yacimientos arqueológicos mayas más importantes de esta cultura. El área descubierta abarca 2,5 km2 e incluye edificaciones tan impresionantes como el Templo de las Inscripciones o el Templo del Sol.
Aunque famoso a nivel mundial, Palenque no es una zona demasiado turística lo que hizo que la visita fuese aún más especial pues te hacía sentir en parte un aventurero en medio de la selva tipo Indiana Jones o Lara Croft. Estaba disfrutando de lo lindo. ¡Adoro Palenque!.
Empecé a darme cuenta de lo tanto que me gustaba encumbrar estas edificaciones y admirar el fabuloso paisaje que se divisaba desde lo alto. Daba una sensación de libertad increíble. Junto a Gustavo, mi nuevo amigo argentino, igual de aventurero que yo comenzamos a internarnos más y más en el bosque y a un lado u otro nos encontrábamos auténticas maravillas naturales en forma de árboles altísimos, cascadas preciosas y sonidos animales. Realmente bonito.
Estaba en mi salsa, no hay nada mejor que maravillarte de un sitio del que, alomejor por desconocimiento no esperaba mucho y contra todo pronóstico se convierte en la mejor visita del viaje.
Bajando entre sinuosos caminos, dejando la cascada ya lejos divisamos un puente colgante de madera; parecerá una tontería pero fue de lo que más me gustó. Puede que Hollywood tenga toda la culpa de ello pero, así fue.
Llegamos a la salida donde ya esperaba el autobús con el guía y los demás compañeros. Tras una necesaria y rica comida nos dirigíamos a San Francisco de Campeche, en el estado homónimo. Cinco horas de trayecto en los que dio tiempo a cerrar los ojos, escuchar música e incluso ver la película "El Diario de Noah" que nos pusieron en las pantallas del autobús. Nada más arribar a la ciudad nos dimos cuenta del contagioso ambiente festivo que reinaba. Ya por fin en la habitación del hotel una refrescante ducha, un cambio de ropa y una abundante cena con vistas a la catedral junto a mis amigos valencianos y mi compañero de aventuras argentino. Una velada perfecta para terminar un día inolvidable en tierras mexicanas. Palenque me cautivó.

Villahermosa (día 4)

Y llegó el primer madrugón del viaje; a las cinco y media de la mañana ya estaba esperando a la furgoneta que me llevaría al aeropuerto para coger un vuelo destino Villahermosa, la capital del estado de Tabasco, en el sureste del país.
Me encontré junto con una pareja de valencianos que iban a comenzar el mismo circuito que yo, enseguida hicimos buenas migas y en ese momento no sabía que prácticamente no me iba a separar de ellos durante el resto del viaje.
Tras desayunar en una cafetería del aeropuerto embarcamos al avión y en poco más de dos horas estábamos aterrizando en el Aeropuerto Internacional Carlos Rovirosa Pérez (VSA). Al salir nos esperaba de nuevo otro coche el cual nos conduciría a Villahermosa para una breve visita al Parque-Museo La Venta.
No tardamos ni medio segundo en darnos cuenta del cambio de temperatura entre Ciudad de México y Villahermosa, el calor era asfixiante y la humedad cercana al 100%. Bañados en spray antimosquitos iniciamos la visita a este parque ubicado en el centro de la ciudad de Villahermosa.
Se trata del único museo al aire libre en América Latina, atesora además de un zoo una de las más grandes colecciones de piezas pertenecientes a la cultura olmeca. 
Fue una visita interesante, chafada quizás por la guerra mosquitos-humanos que estábamos a punto de perder. Imaginaros a treinta grados, con esa humedad y en un bosque tropical cerca del río. Simplemente imposible. Ya fuera del recinto aproveché a echar una mirada al Río Grijalva, uno de los más importantes del país.
Pusimos rumbo a Palenque, en la región de Chiapas. Dos horas de trayecto que fueron suficientes para darme cuenta de que no solo la temperatura había cambiado si no el poder adquisitivo de la gente. 
Mucha más pobreza en aquella parte del país, más de la que imaginaría en un principio.
Ya en el hotel, con la tarde libre y deseoso de un poco de relax me tentó la alberca de la que disponía el establecimiento. Un par de copas, Wi-Fi gratis y ventiladores. ¡No se estaba nada mal!.
En fin, debía descansar. Llevaba muchas horas despierto además de un vuelo de por medio. 
Después de cenar me metí en la cama imaginándome cómo sería la visita del día siguiente. En ese momento no tenía ni idea de cuánto me iba a gustar. Comenzaba el mundo maya.

Ciudad de México (día 3)

Éste día era para mí uno de los más esperados; tras un rico desayuno y con fuerzas totalmente renovadas me dirigí al hall del hotel donde ya esperaba la furgoneta con el guía, los argentinos, una nueva pareja de uruguayos recién casados y cuatro alemanas. Pusimos rumbo pues a la Plaza de las Tres Culturas.
Su nombre proviene del hecho de que los conjuntos arquitectónicos ubicados a su alrededor provienen de tres etapas históricas diferentes. Cultura de Tenochtitlán, cultura española y cultura del México moderno. ¡Muy interesante!.
Siguiente parada, ni más ni menos que la Basílica de Guadalupe. Es el recinto mariano más visitado del mundo superado solo por la Basílica de San Pedro. Anualmente más de veinte millones de peregrinos visitan el santuario. El recinto está conformado por varias iglesias y edificios entre los cuales destacan el Templo expiatorio a Cristo Rey (Antigua Basílica de Guadalupe) y la Nueva Basílica de Guadalupe. El edificio fue construido a raíz de la necesidad de albergar la imagen de la Virgen de Guadalupe y permitir el acceso de una mayor cantidad de peregrinos ya que la inestabilidad del antiguo templo lo había vuelto peligroso para su uso.
En el interior tuvimos la oportunidad de ver la famosa imagen de la Virgen de Guadalupe mientras avanzamos a través de unas escaleras mecánicas. ¡Curioso!. Pero lo mejor (para mí) estaba por llegar. La furgoneta salió a la autopista dirección norte. Fuera del Distrito Federal nos adentrábamos en el Estado de México y...¡la ciudad no terminaba!, a ambos lados de la carretera casas y casas de diferentes colores construidas sobre las colinas al estilo "favela". El guía nos dijo que los diferentes colores representaban a partidos políticos, no me quiero ni imaginar lo que pasaría aquí en España si hiciéramos lo mismo.
A 45 kilómetros de Ciudad de México y ya dejada atrás la basta megalópolis nos encontrabamos en las inmediaciones de Teotihuacán. Como obsequio de bienvenida, tuve la oportunidad de probar hasta tres tipos diferentes de tequila incluyendo uno con el famoso gusano en su interior y otro chupito de pulque, una bebida alcohólica tradicional del centro de México. ¡Vaya contentillo me puse en un momento!. Ya comenzando la visita asomaban las enormes pirámides detrás del frondoso follaje. ¡Increíble!.
Fue una de las mayores ciudades prehispánicas de Mesoamérica y fue construida por una civilización anterior a los mexicas, es decir, ya estaba construida cuando los siguientes pueblos aztecas llegaron a ella. Empezaba a salir el sol y pegar el calor con fuerza mientras me dejaba media lengua fuera al subir/escalar los 43 metros de altura de la Pirámide de la Luna. 
Más tarde cruzando la Calzada de los Muertos y con agujetas en las pantorrillas encumbré la Pirámide del Sol, que con 75 metros, es la más alta del complejo. ¡Menudas vistas!.
Tengo que decir que me encantó ésta visita y la considero imprescindible en un viaje turístico a México. ¡Precioso!, al nivel de las Pirámides de Giza, Gran Muralla China y el Taj Mahal, seguro.
Al volver a Ciudad de México y tras un energético almuerzo tenía la tarde libre para seguir descubriendo la maravillosa y ENORME capital del país que por si tenía alguna duda, terminó por conquistarme. ¡Un día perfecto!.

Ciudad de México (día 2)

Después de recuperar algunas fuerzas y de un suculento y picante desayuno, sí, picante desayuno, me vino a buscar la misma furgoneta del día anterior. En el interior esperaban ya una pareja de argentinos que me acompañarían en la primera visita de la ciudad. Ni más ni menos que el Museo Nacional de Antropología.
Es uno de los recintos museográficos más importantes de México y de América Latina. La colección está conformada por numerosas piezas arqueológicas y etnográficas provenientes de todo México. Entre las piezas más emblemáticas de la colección destaca la Piedra del Sol, el comunmente e incorrectamente llamado Calendario Azteca. No soy el mayor admirador de museos del mundo pero éste me pareció bastante interesante. De ahí pusimos rumbo al centro de la ciudad, el Palacio Nacional era nuestro siguiente destino.
Su construcción se inició en 1522 como segunda residencia privada de Hernán Cortés sobre parte del palacio de Moctezuma. Más tarde fue adquirido por la corona y destinado a ser sede del Virrey de la Nueva España. Consumada la independencia de México fue sede de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial de los diferentes regímenes hasta nuestros días. En el interior se encuentran los famosos murales de Diego Rivera donde destaca entre los demás "Epopeya del pueblo mexicano". Me gustó.
Las visitas en grupo habían terminado así que, después de una sabrosa comida (y picante) en la típica tasca mexicana cerca del hotel, me dirigí a visitar el Monumento a la Revolución.
Es un mausoleo dedicado a la conmemoración de la revolución mexicana. Situado en la Plaza de la República, una plaza flanqueada a ambos lados por placas con el nombre y banderas de cada estado mexicano. De ahí puse rumbo al Paseo de la Reforma, la avenida más importante y emblemática de la Ciudad de México.
En su recorrido se ubican monumentos tan esenciales como el Ángel de la Independencia, símbolo de la ciudad. A su vez, la avenida hace de centro financiero incluyendo algunos de los rascacielos más altos de la ciudad como la Torre BBVA Bancomer y la Torre Reforma.
Caminando y caminando dí con el Bosque de Chapulpetec, uno de los mayores parques urbanos del mundo, con una superficie de 678 hectáreas. En él se encuentran entre otros atractivos el Castillo de Chapulpetec, único castillo real en América o el Altar a la Patria. ¡Interesante!.
Más tarde divisé el famoso Palacio de Bellas Artes, máxima expresión de la cultura, teatro lírico y el centro más importante del país dedicado a todas las manifestaciones de las bellas artes. ¡Un edificio precioso!.
A continuación y por último, caminando entre casas de estilo colonial español me dirigí a la Plaza de la Constitución o El Zócalo de la Ciudad de México, la plaza principal de la ciudad. Ocupa una superficie de 46.800 m2 lo que la convierte en una de las más grandes del mundo. Se encuentra en el lugar donde los aztecas erigieron la gran pirámide central de Tenochtitlán y es el corazón de la considerada ciudad más grande del mundo. Alberga además importantes edificios religiosos y administrativos como la Catedral Metropolitana entre otros.
Ya de vuelta al hotel, callejeando en un ambientado centro histórico de la ciudad contemplé la, para mí, horrible Torre Latinoamericana, un rascacielos erigido en los años cincuenta y con el único interés de que durante mucho tiempo fue el único rascacielos construido en zona de alto riesgo sísmico. Horrenda pero, todo un icono.
Debo decir que no esperaba grandes maravillas de esta ciudad, de hecho, turísticamente hablando no es demasiado visitada pero tiene algo, como la mayoría, que te hace enamorarte de ella, sobretodo de su centro histórico, ambientado y que huele a historia por todos lados. ¡La recomiendo!.
Ya en el hotel después de una cena algo más "occidental" y una reconfortadora ducha me dormí. Al día siguiente tocaba visitar uno de los platos fuertes del viaje...

Ciudad de México (día 1)


"Una ciudad de récords: tanto por el número de habitantes y la extensión de su área urbana como por los edificios y los museos a visitar...y sin olvidar la contaminación".

Y llegó el Sábado 17 de Octubre, una fecha muy esperada por mí desde hacía varios meses atrás. Ésta vez ponía rumbo al continente americano, un nuevo país, una nueva cultura por descubrir, una nueva aventura por vivír.
Ya en el avión, me esperaban casi once horas de vuelo desde Madrid a Ciudad de México, amenizadas eso sí con videojuegos, series o películas. Volaba con Iberia así que entre las opciones a escoger figuraban programas tan míticos como "Aquí no hay quien viva" o "El club de la comedia". También tuve tiempo incluso para jugar a "¿Quién quiere ser millonario?", debo decir que conseguí ganar 32.000€ que, por supuesto, no vi.
Después de un par de cabezaditas, y gastar la batería de mi mp3 empezamos a descender hacia el Aeropuerto Internacional Benito Juárez de la Ciudad de México (MEX). Observé por la ventanilla la ciudad que parecía no acabar. Casas y casas por todos lados, ¡menuda mole!, la más grande del mundo en extensión de hecho.
Una vez sellado el pasaporte y recogida la maleta un hombre con un cartel a nombre de "Axel Preso" me esperaba fuera de la terminal. Me llevó a través de unos callejones hasta donde tenía la furgoneta que me llevaría al hotel. Enseguida noté la mala calidad del asfalto, la falta de luz en ciertas zonas y la pobreza en general, ¡más de la que esperaba en una ciudad así!. Me contó que hace tiempo trabajó como guardaespaldas de, palabras textuales de él "la mano derecha" de Carlos Slim, el hombre más rico del mundo. Verdad o no, parecía un buen hombre.
Bien entrada la noche, ya en el hotel situado en pleno centro de la ciudad a escasos metros del Monumento a la Revolución, me duché, preparé la ropa para el día siguiente y me dormí. Debía reponer fuerzas para el día siguiente que, seguro, sería muy muy interesante.