martes, 3 de noviembre de 2015

Palenque (día 5)

Si el día anterior me dio la sensación de estar vacio el hotel, en el desayuno me pareció todo lo contrario. A la hora indicada fui a desayunar y me encontré todo el comedor lleno de gente, de todas partes. Por supuesto también se encontraban mis amigos valencianos. Todos me acompañarían en el circuito a partir de ese momento. La visita del día correspondía ni más ni menos que a la Zona Arqueológica de Palenque. Después de unos buenos consejos de la guía sobre la ropa adecuada para la excursión nos subimos al autobús y pusimos rumbo.
La excursión estaba dividida en tres fases diferenciadas según "dificultad" pues la zona arqueológica está situada dentro del Parque Nacional de Palenque, una selva tropical con frondosos árboles, pendientes y cascadas. Yo por supuesto hice el itinerario completo.
En poco más de diez minutos llegamos a lo que sería la entrada del complejo, después de impregnarnos de spray antimosquitos nos internamos en el bosque y, de repente entre los arboles aparecieron las ruinas. ¡Precioso!.
Palenque es uno de los yacimientos arqueológicos mayas más importantes de esta cultura. El área descubierta abarca 2,5 km2 e incluye edificaciones tan impresionantes como el Templo de las Inscripciones o el Templo del Sol.
Aunque famoso a nivel mundial, Palenque no es una zona demasiado turística lo que hizo que la visita fuese aún más especial pues te hacía sentir en parte un aventurero en medio de la selva tipo Indiana Jones o Lara Croft. Estaba disfrutando de lo lindo. ¡Adoro Palenque!.
Empecé a darme cuenta de lo tanto que me gustaba encumbrar estas edificaciones y admirar el fabuloso paisaje que se divisaba desde lo alto. Daba una sensación de libertad increíble. Junto a Gustavo, mi nuevo amigo argentino, igual de aventurero que yo comenzamos a internarnos más y más en el bosque y a un lado u otro nos encontrábamos auténticas maravillas naturales en forma de árboles altísimos, cascadas preciosas y sonidos animales. Realmente bonito.
Estaba en mi salsa, no hay nada mejor que maravillarte de un sitio del que, alomejor por desconocimiento no esperaba mucho y contra todo pronóstico se convierte en la mejor visita del viaje.
Bajando entre sinuosos caminos, dejando la cascada ya lejos divisamos un puente colgante de madera; parecerá una tontería pero fue de lo que más me gustó. Puede que Hollywood tenga toda la culpa de ello pero, así fue.
Llegamos a la salida donde ya esperaba el autobús con el guía y los demás compañeros. Tras una necesaria y rica comida nos dirigíamos a San Francisco de Campeche, en el estado homónimo. Cinco horas de trayecto en los que dio tiempo a cerrar los ojos, escuchar música e incluso ver la película "El Diario de Noah" que nos pusieron en las pantallas del autobús. Nada más arribar a la ciudad nos dimos cuenta del contagioso ambiente festivo que reinaba. Ya por fin en la habitación del hotel una refrescante ducha, un cambio de ropa y una abundante cena con vistas a la catedral junto a mis amigos valencianos y mi compañero de aventuras argentino. Una velada perfecta para terminar un día inolvidable en tierras mexicanas. Palenque me cautivó.

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