martes, 3 de noviembre de 2015

Ciudad de México (día 3)

Éste día era para mí uno de los más esperados; tras un rico desayuno y con fuerzas totalmente renovadas me dirigí al hall del hotel donde ya esperaba la furgoneta con el guía, los argentinos, una nueva pareja de uruguayos recién casados y cuatro alemanas. Pusimos rumbo pues a la Plaza de las Tres Culturas.
Su nombre proviene del hecho de que los conjuntos arquitectónicos ubicados a su alrededor provienen de tres etapas históricas diferentes. Cultura de Tenochtitlán, cultura española y cultura del México moderno. ¡Muy interesante!.
Siguiente parada, ni más ni menos que la Basílica de Guadalupe. Es el recinto mariano más visitado del mundo superado solo por la Basílica de San Pedro. Anualmente más de veinte millones de peregrinos visitan el santuario. El recinto está conformado por varias iglesias y edificios entre los cuales destacan el Templo expiatorio a Cristo Rey (Antigua Basílica de Guadalupe) y la Nueva Basílica de Guadalupe. El edificio fue construido a raíz de la necesidad de albergar la imagen de la Virgen de Guadalupe y permitir el acceso de una mayor cantidad de peregrinos ya que la inestabilidad del antiguo templo lo había vuelto peligroso para su uso.
En el interior tuvimos la oportunidad de ver la famosa imagen de la Virgen de Guadalupe mientras avanzamos a través de unas escaleras mecánicas. ¡Curioso!. Pero lo mejor (para mí) estaba por llegar. La furgoneta salió a la autopista dirección norte. Fuera del Distrito Federal nos adentrábamos en el Estado de México y...¡la ciudad no terminaba!, a ambos lados de la carretera casas y casas de diferentes colores construidas sobre las colinas al estilo "favela". El guía nos dijo que los diferentes colores representaban a partidos políticos, no me quiero ni imaginar lo que pasaría aquí en España si hiciéramos lo mismo.
A 45 kilómetros de Ciudad de México y ya dejada atrás la basta megalópolis nos encontrabamos en las inmediaciones de Teotihuacán. Como obsequio de bienvenida, tuve la oportunidad de probar hasta tres tipos diferentes de tequila incluyendo uno con el famoso gusano en su interior y otro chupito de pulque, una bebida alcohólica tradicional del centro de México. ¡Vaya contentillo me puse en un momento!. Ya comenzando la visita asomaban las enormes pirámides detrás del frondoso follaje. ¡Increíble!.
Fue una de las mayores ciudades prehispánicas de Mesoamérica y fue construida por una civilización anterior a los mexicas, es decir, ya estaba construida cuando los siguientes pueblos aztecas llegaron a ella. Empezaba a salir el sol y pegar el calor con fuerza mientras me dejaba media lengua fuera al subir/escalar los 43 metros de altura de la Pirámide de la Luna. 
Más tarde cruzando la Calzada de los Muertos y con agujetas en las pantorrillas encumbré la Pirámide del Sol, que con 75 metros, es la más alta del complejo. ¡Menudas vistas!.
Tengo que decir que me encantó ésta visita y la considero imprescindible en un viaje turístico a México. ¡Precioso!, al nivel de las Pirámides de Giza, Gran Muralla China y el Taj Mahal, seguro.
Al volver a Ciudad de México y tras un energético almuerzo tenía la tarde libre para seguir descubriendo la maravillosa y ENORME capital del país que por si tenía alguna duda, terminó por conquistarme. ¡Un día perfecto!.

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