miércoles, 9 de marzo de 2016

Hillerød, Helsingør y Helsingborg (día 3)

Con la capital ya vista y disfrutada nuestra siguiente parada fue Hillerød, un pequeño pueblo situado a poco menos de 40 kilómetros de Copenhague y famoso por poseer uno de los castillos más bonitos de todo Dinamarca. Después del desayuno nos dirigimos a coger el tren que nos llevaría, previo trayecto de cuarenta minutos hasta el mismo centro del poblado.
La lluvia caía con fuerza y la primera vez que divisamos el famoso Frederiksborg Castle al otro lado de un gran lago congelado fue casi como una aparición fantasmal tras la niebla. ¡Precioso!.
Caminando junto a la orilla del lago por un caminito y observando cómo aterrizaban en el hielo deslizándose una bandada de cisnes y patos llegamos a la puerta principal del castillo, ¡una vista estupenda!.
Se trata del mayor castillo danés de época del Renacimiento y todo el recinto está situado sobre tres pequeñas islas. Los jardines adyacentes son realmente bonitos y un día veraniego y soleado tiene que ser realmente espectacular.
Tras unas problemáticas condiciones climatológicas para fotografiar nos dispusimos a poner rumbo a Helsingør, una de las ciudades más relevantes de la zona norte de la isla de Zelandia y famosa por atesorar el Kronborg Castle, el castillo en el cual trama la historia de Halmlet de Shakespeare.
A la llegada al pueblo y con la lluvia no dándonos ni un respiro caminamos junto al puerto dirección la basta fortaleza. El castillo emergía en una pequeña península artificial en forma de pentágono desde la cual en los días claros se puede divisar la costa sueca, al otro lado del Mar Báltico.
Mientras me peleaba con la cámara y las gotitas de agua que inundaban el objetivo, mi maravillosa compañera planeaba tirarme una bola de nieve que, a última hora y por pena no me lanzó. ¡Qué maja!, ¿verdad?. Nos fuimos a comer. Buscando y rebuscando un sitio en el que saciarnos dimos con un pequeñísimo local de hamburguesas y comida turca en el cual estuvimos muy a gusto. Su gerente, de origen libanés era realmente amable y nos cocinó una de las mejores hamburguesas que he comido nunca, todo ello amenizado con música flamenca. ¡Como en casa!.
Como aún teníamos un par de horas de luz decidimos comprar un par de tickets del ferry "Aurora af Helsingborg" de Scandlines y atravesar el estrecho de Øresund hasta Suecia.
Una vez dentro del crucero, bastante mejor equipado de lo que esperábamos, dejamos atrás Dinamarca y el majestuoso Kronborg Castle. Apenas veinte minutos más tarde arribamos a la ciudad sueca de Helsingborg, ¡no tenía mala pinta!.
Ya sobre suelo sueco lo primero que llama la atención es el edificio del ayuntamiento, fácilmente reconocible gracias a su gran torre de 65 metros de altura y su fachada de ladrillo rojo. ¡Muy bonito!.
A través de una de las calles colindantes al edificio se accede a una gran escalinata en la cual, en lo alto aparece el símbolo de la ciudad, la Kärnan o Torre de Helsingborg.
Se trata de una interesante fortificación de defensa culminada por una torre de 34 metros de alto y rodeada de miradores desde los cuales se tiene una vista privilegiada de la ciudad y del estrecho de Øresund.
Ya de vuelta al centro de la ciudad dimos un pequeño paseo por las calles peatonales del centro antes de volver al crucero y coger el tren destino Copenhague. Fue un día absolutamente bien aprovechado, conocimos muchos más lugares de los que teníamos pensado y lo más importante, ¡nos encantó!.
¡Un día genial!.

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