miércoles, 9 de marzo de 2016

Copenhague (día 1)


"Un paseo por Nyhavn, sus casitas de colores, sus terrazas y los barcos de madera hacen de Copenhague una ciudad cosmopolita con alma de pequeña villa marinera".

Llegó el lunes 25 de enero y se presentaba así un viaje especial, esta sería la única manera de la cual podría y debería nombrarlo más allá de lo atractivo del destino o de las expectativas creadas. ¡Tenía acompañante!.
Giada, una buena amiga y una completa apasionada de los viajes y la fotografía sería la primera persona que me acompañaría en una aventura desde hacía un par de años, ¿destino?, Copenhague, una de las joyas escandinavas.
Tras un ameno viaje en coche a Madrid y estacionar el mismo en el parking nos dirigimos a la terminal. Después de almorzar y pasar el control de equipaje embarcamos en el avión rumbo al norte; poco más de dos horas de viaje amenizadas por conversaciones tan interesantes como el capitulo de "Catastrofes aéreas" visto el día anterior. ¡Qué oportuno!.
Debido a la intensa niebla reinante no eramos conscientes de a qué altitud nos encontrábamos y no pudimos ver a través de la ventanilla la pista del Aeropuerto Internacional de Copenhague-Kastrup hasta estar a escasos metros de ella, ¡menudo susto!. Una vez allí lo primero que hicimos fue cambiar de euros a coronas danesas pues las necesitábamos para comprar los billetes de tren que nos llevarían al centro de la ciudad.
Con más dificultades de las deseadas y tras un par de transbordos innecesarios subimos a la superficie y notamos por primera vez la fría temperatura y el escaso ambiente de la ciudad aún a esas horas de la tarde, ¡parecía una ciudad fantasma!, Silent Hill...
El hotel se encontraba en una buena zona, a apenas cinco minutos a pie de la estación central de la ciudad y de los famosos Jardines Tivoli. Una vez dentro y hecho el check-in subimos a la habitación, nos pusimos cómodos y colocamos la ropa en los armarios. 
Sin más tiempo para descansar fuimos a rastrear la ciudad en busca de algún sitio en el que cenar. ¡No iba a ser una tarea sencilla!, a esas horas ya todos los locales estaban casi cerrados y los que no tenían precios diseñados para gente con un sueldo de 3.000€. Escarmentados, nuestra primera parada como no podía ser de otra manera fue un McDonald's situado frente a la Rådhuspladsen o plaza del ayuntamiento. ¡Nunca falla!.
Ya saciados decidimos volver al hotel puesto que el día siguiente prometía ser encantador y agotador a partes iguales. Una duchita calentita, una rápida preparación del itinerario de mañana, unas risas nocturnas y a dormir. ¡Nos moríamos de ganas por descubrir la ciudad!. 

2 comentarios:

  1. Ha sido un viaje precioso. Gracias por compartirlo conmigo, eres el mejor compi viajero con diferencia!
    Pensando en el siguiente...:)
    Giada

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  2. Traxel, me has hecho vivir este viaje a Dinamarca y Suecia con tan buena exposición.

    Trangel

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