Tras un buen tazón de leche con
cereales y un café comenzaba un nuevo día en la India, el último de visita y el
cuál tenía muy buena pinta.
La primera parada no era ni más ni
menos que el Fuerte Amber al cual accedíamos en elefante. A
los pocos minutos en coche ya estábamos en el recinto donde esperaban los
animales para hacer pasar una experiencia única a los turistas. Tengo que
admitir que estaba nervioso pero en cuanto vi lo despacio que iban y lo estable
que parecían me lo pasé como un auténtico enano. ¡Me sentí como Aladdín
entrando en Agrabah!, ¡de película!.
Durante la subida en elefante tienes
unas privilegiadas vistas sobre Jaipur, el Lago Maotha y la
muralla original de la ciudad. ¡Precioso!.
Una vez dentro el complejo es enorme
y abarca grandes plazas ajardinadas, torres de vigilancia y estancias preciosas
recubiertas de cristal u otros ornamentos. ¡Además está lleno de monos!, no
parabas de encontrártelos por todos lados; también te topabas con algún que
otro encantador de serpientes.
De camino a Jantar
Mantar paramos para hacernos una foto panorámica del fuerte. ¡Vaya
vistas!. También tuvimos la oportunidad de divisar el famoso Jal Mahal,
o "Palacio del Agua".
El Jantar Mantar es el observatorio
astronómico más importante de la India, construido por el maharajá Jai
Singh en 1728. Es una enorme colección de monumentos escultóricos
cuyas formas permitían el estudio de la evolución de las sombras producidas por
el sol. El observatorio solar principal, de 27 metros de altura es el más alto
del mundo.
Durante ésta visita fue cuando pasé
más calor en todo el viaje. Era realmente extremo, hasta tal punto que me pasó
una cosa que no olvidaré nunca. ¡Se me derritió el chicle!, literal. Lo escupí
y era liquido total. ¡Asqueroso!.
A continuación visitamos el Palacio
de la Ciudad. Actualmente todavía es residencia real y sólo una
parte es mostrada a los turistas.
Fue construido entre 1729 y 1732 e
incorpora una gran cantidad de patios, jardines y edificaciones. También
incluye un curioso museo sobre el clan de maharajás de la ciudad de Jaipur.
Antes de irnos a comer hicimos una
breve parada panorámica para ver el famoso Palacio de los Vientos. La
función original del edificio era la de permitir a las mujeres observar la vida
cotidiana de las calles de la ciudad. ¡Muy bonito!. Jaipur consiguió
enamorarme.
Ya en el hotel, después de comer y
de darle una merecida paga extra al conductor...¡Una siesta y un largo baño en
la piscina hasta bien entrada la noche!.
Detalle de mi móvil
durante mi estancia en la India
Después, la cena y ¡a la cama!. Las
visitas habían acabado y había que descansar pues al día siguiente nos esperaba
un duro trayecto de nuevo hasta la capital, Nueva Delhi, para cojer el vuelo de
vuelta a España. Seis horas en coche y diez de avión, más las estancias en los
aeropuertos. Todo un reto.
Aún así estaba contento, la India
había superado mis expectativas. Había conocido un país increíble, caótico,
sobrepoblado, contaminado, caluroso, ruidoso...calificativos que no hacen si no
aumentar su magia al contrastar fuertemente con su preciosa arquitectura y su
interesante cultura e historia.
Además había tenido la oportunidad
de compartirlo con dos personas increíbles, Demelza y Juanjo. ¡Encantado de
haberos conocido!.
Deseo de corazón lo mejor para éste
gran país y su maravillosa gente. ¿Volveré?, espero que sí.
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