sábado, 30 de mayo de 2015

Jaipur (día 5)


Tras un buen tazón de leche con cereales y un café comenzaba un nuevo día en la India, el último de visita y el cuál tenía muy buena pinta.
La primera parada no era ni más ni menos que el Fuerte Amber al cual accedíamos en elefante. A los pocos minutos en coche ya estábamos en el recinto donde esperaban los animales para hacer pasar una experiencia única a los turistas. Tengo que admitir que estaba nervioso pero en cuanto vi lo despacio que iban y lo estable que parecían me lo pasé como un auténtico enano. ¡Me sentí como Aladdín entrando en Agrabah!, ¡de película!.
Durante la subida en elefante tienes unas privilegiadas vistas sobre Jaipur, el Lago Maotha y la muralla original de la ciudad. ¡Precioso!.
Una vez dentro el complejo es enorme y abarca grandes plazas ajardinadas, torres de vigilancia y estancias preciosas recubiertas de cristal u otros ornamentos. ¡Además está lleno de monos!, no parabas de encontrártelos por todos lados; también te topabas con algún que otro encantador de serpientes.
De camino a Jantar Mantar paramos para hacernos una foto panorámica del fuerte. ¡Vaya vistas!. También tuvimos la oportunidad de divisar el famoso Jal Mahal, o "Palacio del Agua".
El Jantar Mantar es el observatorio astronómico más importante de la India, construido por el maharajá Jai Singh en 1728. Es una enorme colección de monumentos escultóricos cuyas formas permitían el estudio de la evolución de las sombras producidas por el sol. El observatorio solar principal, de 27 metros de altura es el más alto del mundo.
Durante ésta visita fue cuando pasé más calor en todo el viaje. Era realmente extremo, hasta tal punto que me pasó una cosa que no olvidaré nunca. ¡Se me derritió el chicle!, literal. Lo escupí y era liquido total. ¡Asqueroso!.
A continuación visitamos el Palacio de la Ciudad. Actualmente todavía es residencia real y sólo una parte es mostrada a los turistas. 

Fue construido entre 1729 y 1732 e incorpora una gran cantidad de patios, jardines y edificaciones. También incluye un curioso museo sobre el clan de maharajás de la ciudad de Jaipur.
Antes de irnos a comer hicimos una breve parada panorámica para ver el famoso Palacio de los Vientos. La función original del edificio era la de permitir a las mujeres observar la vida cotidiana de las calles de la ciudad. ¡Muy bonito!. Jaipur consiguió enamorarme.
Ya en el hotel, después de comer y de darle una merecida paga extra al conductor...¡Una siesta y un largo baño en la piscina hasta bien entrada la noche!.
Detalle de mi móvil durante mi estancia en la India
Después, la cena y ¡a la cama!. Las visitas habían acabado y había que descansar pues al día siguiente nos esperaba un duro trayecto de nuevo hasta la capital, Nueva Delhi, para cojer el vuelo de vuelta a España. Seis horas en coche y diez de avión, más las estancias en los aeropuertos. Todo un reto.
Aún así estaba contento, la India había superado mis expectativas. Había conocido un país increíble, caótico, sobrepoblado, contaminado, caluroso, ruidoso...calificativos que no hacen si no aumentar su magia al contrastar fuertemente con su preciosa arquitectura y su interesante cultura e historia. 
Además había tenido la oportunidad de compartirlo con dos personas increíbles, Demelza y Juanjo. ¡Encantado de haberos conocido!.
Deseo de corazón lo mejor para éste gran país y su maravillosa gente. ¿Volveré?, espero que sí.

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