viernes, 29 de mayo de 2015

Jaipur (día 4)

Después de desayunar y rehacer la maleta nos dirigimos al aparcamiento donde ya esperaba el conductor. Hoy nos esperaba un largo viaje hasta Jaipur en la región de Rajastán. 241 kilómetros en otras cinco horas, amenizado, al menos por la visita a medio camino de Fatehpur Sikri.
A la llegada al complejo, un autobús, algo castigado por los años y lleno de gente nos subió a mí y a mis compañeros por una gran cuesta hasta la misma puerta de entrada a la ciudad situada en una colina.
Fatehpur Sikri fue una ciudad erigida entre 1571 y 1585 y capital del Imperio Mogol durante 14 años. Se cree que tuvo que ser abandonada por falta de agua resultando saqueada y robados muchos de sus tesoros. Aún así me pareció quizás el complejo mejor conservado de todos los que había visto hasta ahora. También ayudó, creo, el echo de que no es una visita tan habitual dentro de los combinados turísticos.
Desde una de las terrazas se puede observar al fondo, un alminar donde marca el punto en el cual está enterrado uno de los elefantes de guerra preferidos del emperador. ¡Curioso!. Ya de camino, después de comer en un precioso palacete digno de ver y de una breve parada para visitar un taller textil gitano llegamos a Jaipur, "La Ciudad Rosa". A primera vista parecía un poco más adinerada y mejor preparada que Agra. El hotel, el cual nos habían cambiado me gustó. Algo más moderno y con wi-fi; de pago sí, pero todo un detalle que no pasa desapercibido en la India.
No sé si por la paliza del viaje, el extremo calor o las dos cosas pero me empezó a doler la cabeza así que me tumbé un rato en la cama antes de bajar a cenar. Al día siguiente teníamos programada una visita la cual me hacía mucha ilusión. Veréis por que...

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